sábado, 22 de julio de 2017



La cantidad de esqueletos de niños encontrados en el interior de esta capilla sorprendió a los arqueólogos por el reducido espacio en el que se encontraron y tan apilados, aún cuando la costumbre de sepultar a los infantes muertos en el interior de los templos era una práctica muy común en la época en la que esta capilla permaneció en uso.

La primera edificación virreinal en este emplazamiento se edificó hacia 1525 sobre un emplazamiento prehispánico probablemente tolteca (600-650 aC), se sabe con seguridad que no fue sobre una construcción mexica debido a la completa ausencia de elementos asociados a esta cultura en la totalidad del emplazamiento, en todo caso, se conoce con seguridad que el núcleo poblacional mexica de Coyoacán se ubicaba en torno al templo de San Juan Bautista.

Fue hacia la primera mitad del siglo XVIII cuando se renueva la capilla primitiva construída en tiempos de la conquista y que es la que felizmente aún podemos admirar y visitar en nuestra visita al hermoso barrio de Coyoacán.




las ajaracas decoran toda la extensión de la fachada
Su fachada es una verdadera golosina para los sentidos, una de las más bonitas de la Ciudad de México; puesto que amalgama estilos diferentes en una estética puramente novohispana - mexicana. flanqueada por sendos campanarios, el cuerpo principal de la fachada está decorado con ajaracas mudéjares que me recuerdan a las que ví en Malinalco y la Magdalena Atlitic.

La puerta cuenta con un hermoso arco mixtilíneo y está flanqueada por dos columnas
estípite adosadas que sostienen una cornisa primorosamente labrada que sostiene una hornacina hoy en día vacía pero dan una imagen de decoro que pocas veces he visto en capillas de sus dimensiones.

El interior se encuentra prácticamente desnudo de las decoraciones que evidentemente ostentaba en sus primeros años de uso. Al fondo de la nave, en el altar se encuentra un retablo de madera dorada que no es el original, se sabe que en la primera mitad del siglo XX fue traído éste probablemente del ex-colegio jesuíta de San Francisco Javier de Tepotzotlán.

En la extensión de la nave del templo fueron encontrados osamentas pertenecientes a al menos 167 individuos que componían parte de la población del barrio de la Conchita durante el período en el que el templo admitió sepulcros en el  interior; es decir hasta las Leyes de Reforma de 1859-60.



campanario
Los individuos portaban aún elementos característicos de los entierros virreinales católicos que, aunque ya muy deteriorados permitieron admirar el primor con el que fueron confeccionados sus adornos que consistían en coronas con flores de metal, medallas religiosas, relicarios, rosarios y en algunos casos partes de la indumentaria pudieron ser recuperados como por ejemplo el huarache de un niño.

Se acostumbraba que los niños fueran vestidos de San José o de miembros de órdenes religiosas y las niñas de la Vírgen María.



A pesar de su importancia no sólo religiosa pues supone una de las primeras construcciones religiosas en la Nueva España; sino también de su importancia arquitectónica, la capilla de la Conchita se encontraba en un deplorable estado que amenazaba con su derrumbe hacia finales de 2011.


Hoy en día, gracias a un rescate que comenzó en 2012 podemos continuar admirado esta joya de la arquitectura novohispana y conocemos aún más sobre su historia.
vista frontal del hermoso templo




1 comentario: